domingo, 24 de mayo de 2020

"Diario de escritora"

Sábado 16/5:
Hoy me levanté, no me costó tanto como otros días, pues el frío seco diario había desaparecido. Me cambié y bajé la escalera, ansiosa por sentarme a desayunar. Abrí la puerta de la cocina, ahí estaban, maullando, esperándome impacientes mis tres gatos; pensé que querían comer, pero sus platos estaban llenos, por lo que proseguí a preparar el desayuno. Saqué un pan del freezer, lo metí en la tostadora, dos veces para que se descongele y se tueste bien. Mientras puse a calentar agua en la pava, tomé el frasco de café y eché tres cucharadas a mi taza, tal vez parezca mucho, pero la taza es grande. Con la misma cuchara metí una pizca de agua y lo batí. Una vez batido, puse queso, dulce y dos cuchillos en la mesa del comedor. Volví a la cocina, haché el agua despacio en la taza para que el café no pierda la espuma, saqué el pan, lo corté a la mitad, y me senté tranquila en la mesa a desayunar.

Domingo 17/5:
Hoy me levanté a las ocho, se podía ver por la ventana de mi habitación que el día estaba hermoso. Me cambié y bajé las escaleras. De nuevo estaba sola, nadie se había despertado aún. Cuando abrí la puerta de la cocina esta vez me encontré con mis cinco mascotas, suelen dormir adentro por que las noches suelen ser muy frías en invierno, pero me sorprendió esta vez porque el día estaba lindo. Le dí comida a mis gatos y saqué al patio a mis perras que no aguantaban más estar adentro. Saqué el pan del freezer, ese pan árabe, casero de mi vieja, que tan rico es, y lo metí a la tostadora. Cuando fui a poner la primer cucharada de café a la taza escuché que uno de mis gatos, el mayor, maullaba; ya había comido y quería salir. Dejé lo que estaba haciendo y fui al lavadero a abrirle, pero en el instante en el que abrí la puerta que da al patio, mi gato gruñe. Levanto la vista y lo veo, era uno de mis gatos mas chicos, mi gato más grande no se aguanta mucho a los dos chiquitos por así decirlo, el mayor maulló, fuerte, cual gato enojado y salió corriendo hacia adentro. Mientras tanto, el gatito salió y yo volví a mi actividad. Ya no había más café en el frasco, por lo que abrí la alacena y saqué otro saché. Debería haberlo pasado al frasco, pero con lo ocurrido anteriormente, y mi poca paciencia antes de ingerir el desayuno, simplemente eché las dos cucharadas restantes y lo batí. En eso bajá mi mamá, asustada por tanto griterío gatuno, al verme, se tranquiliza. Yo puse lo de siempre arriba de la mesa, eché el agua al café, las tostadas en un pequeño plato y al fin me senté a disfrutar mi desayuno.

Martes 19/5:
"PUM" se escuchó, tembló toda la casa, las ventanas de las otras dos piezas abriéndose de par en par para presenciar terrible espectáculo y el ruido de la sierra a todo lo que da. Medio dormida, medio asustada, extendí la mano hacia la mesa de luz y tomé el celular. Ocho menos cuarto... trato de cerrar los ojos nuevamente. No se detenía, un ruido muy molesto.."está lejos", pensé, "ya va a parar", pero continuaba y en la casa cada vez se acrecentaba el movimiento debido a semejante acontecimiento en la calle. Me vi casi obligada a, al fin, levantarme de la cama. Una lástima, un árbol con tanta historia.. Desde que yo vivo aquí, hace 15 años, estaba allí, de hecho, muchísimos años antes. Era inmenso, le daba color, vida, reparo a la cuadra; aunque sí, hay que reconocerlo, era peligroso. Años atrás tenía un compañero, uno idéntico, ubicado paralelamente a él, formaban como un arco en la entrada de la casa, pero una tormenta ya había podido contra él años antes y unas cuantas venían debilitando al caído hoy. En fin, luego de observarlo desplomado en la calle, bajé. Como es habitual, saqué un pan del freezer. Mi mamá estaba en la cocina, entonces, mientras yo batía el café, charlamos un rato sobre lo ocurrido. Después ella se fue, saqué las tostadas, puse la mesa, el agua en el café y me senté a desayunar.

Jueves 21/5:
8.10 A.M....pero ¿como? ¿y ese sonido? Si yo ayer me acosté tarde...imposible que haya puesto una alarma...¡Dios, no para!, bueno dale cerrá los ojos y dormite que ya va a pasar. Pero el horrible sonido, ruido diría yo, no para y sigue, y sigue... Bueno ya fue, me levanto. Me empiezo a cambiar y voy hasta la habitación de mi hermana que continuaba, y continuó, descansando tranquilamente. En menos de un segundo, el ruido se esfuma. Bajo, con el peor humor habido y por haber, lo único que pienso ahora es en desayunar. Saco dos panes de una bolsa y los meto a la tostadora, en cuestión de segundos, en modo casi automático, ya había preparado el café y llevado un queso y una mermelada a la mesa. Saltan las tostadas, las pongo en un plato, las llevo a una mesa conmigo y me siento...¿tendrán el poder "Friends" y un buen desayuno de cambiarme el humor?

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